Uniformes para Güemes

Dolmán y patalón (de color crudo) y Frac (de color negro)


Güemes pasó por distintos rangos en su carrera militar, de cadete a general. Cada grado y cada cuerpo tenían un uniforme propio, que muchas veces se hacía con lo que se podía conseguir. En 1817, en puertas de una nueva invasión realista a Salta, a Belgrano le llegó la noticia de que Güemes no tenía un traje acorde a su autoridad. El 3 de mayo, Belgrano le escribió desde Tucumán: "Me dicen que está Usted desnudo: envíeme sus medidas, que no falta crédito para enviarle a Usted ropa..." y desde entonces se preocupó por conseguir un traje adecuado para el gobernador salteño.

En agosto de 1818 se registró una cuenta de Güemes en la que figuraban gastos de confección de indumentaria: el pago costoso de un cordonero, de un sastre y un bordador, así como la compra de distintos géneros, como casimir blanco, terciopelo y paño verde.

El Museo cuenta con dos trajes militares de Güemes donados por sus descendientes. En 1910 enviaron un frac de paño de lana negro, con mangas y cuello de terciopelo verde, bordados en hilos dorados.

En 1927 la donación fue un traje compuesto por una casaca conocida como dolmán, usada en la caballería militar, en los cuerpos de húsares, junto a un pantalón. Ambas piezas están hechas de paño de lana color crudo. Al igual que el frac, tiene mangas y cuello de terciopelo verde, y bordados en hilos dorados. La casaca exhibe un trabajo de cordonería, tiene una abotonadura simple e hileras de botones decorativos a cada lado. Los botones tienen grabado el escudo adoptado por la Asamblea del Año XIII, el actual escudo nacional. Los bordados representan hojas y bellotas de roble, árbol simbólicamente asociado con la fortaleza, por la dureza y resistencia de su madera. El roble criollo crece en las yungas del Norte.

¿Querés saber más?

Joseph Redhead era el médico de Güemes y también de Belgrano. Él fue quien le escribió a Belgrano desde Salta, el 16 de mayo de 1817, advirtiéndole que Güemes: 

"anda medio desnudo, sin un peso para comprar vino, pan o aguardiente, rara vez duerme bajo techo". 

Así fue que Belgrano intervino. El general le volvió a escribir a Güemes el 21 de mayo, contándole que un enviado le llevaba lo que había encontrado: 

"el poncho y pelloncito de lo mejor que aquí se ha encontrado: quisiera que agradase a Usted todo, y de no, que dispense de mi mal gusto; pues aquí tampoco hay en qué escoger".

Ya en 1818, Belgrano ordenó el diseño de un traje. El 18 de abril le envió una carta a Güemes en la que decía: 

"Incluyo el dibujo para el cuello y vuelta que Usted me pide: ya podía haber venido de Europa; pero Usted no quiso. (...) si apostaré que se lo han de hacer a Usted bien, respecto a que en ésa se borda muy bien; aquí no hay materiales a propósito, según me ha dicho el dibujante".

Unos días más tarde, el 26 de abril, Belgrano escribía con su opinión sobre cómo quedaría mejor: 

"No me parece bien bordado en chaqueta: mejor estará en una casaca, o fraque que sirva de petiuniforme: a más de que a los dos días estará el bordado deslucido en la chaqueta; y además de no ser decoroso es de poca economía: bueno es darse brillo de cuando en cuando, y lo demás andar con solo charreteras, o su chaqueta azul con cordones negros a lo húsar, que es bien bonito, y no insulta uno a la pobreza de los que le rodean". 

Y el 3 de mayo, le comunicaba: 

"Mañana saldrán tres piezas de paños verdosos para Usted, que es lo único que hay, porque azul no se encuentra".

Fuentes

  • Luis Güemes. 1982. Güemes Documentado, Tomo 7, págs. 407-409